AGUANTAR EN LA TEMPESTAD
He tenido oportunidad de pisar muchos escenarios del Shiatsu, desde el Japan Shiatsu College en Tokio, hasta alguna pequeña Escuela de cualquier lugar de Europa. He oído discursos de todo tipo y visto ponentes y terapeutas de diferente condición. En este mundo del Shiatsu, que en realidad no deja de ser como una gran familia, conviene saber que tras la belleza y la nobleza de la terapia, están las personas que lo practican y lo sostienen. Y cuando hablamos de personas, obviamente, entramos en un jardín muy variopinto y multicolor.
He conocido a personas, que han sabido compaginar el valor y el respeto al Shiatsu, su enseñanza y su filosofía, como un principio inquebrantable, con la habilidad de hacer de él un modo de vida. Reconozco que esto no es fácil y que requiere una alta dosis de equilibrismo, ya que muchas veces, el escenario y las circunstancias no contribuyen a poder mantener esa balanza, la cual exige compromiso y trabajo casi permanentes.
Pero esa entrega y dedicación siempre trae sus recompensas. Dar forma al deseo de alguien de convertirse en terapeuta de Shiatsu y ver como evoluciona en ese proceso es muy gratificante. Proceso, que en la mayoría de los casos, significa no solo crecer en el aprendizaje, sino también crecer interiormente y esto, para que suceda, exige muchas veces, romper viejos patrones en los que habíamos asentado nuestros conceptos y nuestra forma de vida. En definitiva, el Shiatsu, como cualquier otra disciplina, nos modela interiormente, nos transforma y si somos capaces de mantenernos en ese proceso de recomposición, nos acaba transformando en seres diferentes,
A estas alturas, no tengo duda de que no somos nosotros los que elegimos el Shiatsu para aprender una técnica terapéutica, eso es lo que parece inicialmente, En realidad, nuestro guía, nos pone en el Shiatsu para que sea un Camino de Transformación. Porque igual que sucede en la naturaleza, algo que debe crecer, necesita previamente romperse y abrirse para dar espacio a nuevas formas de comprender y de Ser.
Así que, cuando llegue ese momento, normalmente disfrazado de dificultades, que te hacen plantearte si continuar o no, es importante que no abandones. Siempre habrá alguien que desde el otro lado de la tormenta, te pueda tender una mano para ayudarte a cruzar.
Aguantar en la tempestad, te permitirá disfrutar de un precioso amanecer.
Mateo García del Río
Director Escuela Teoma Shiatsu